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Trabajo en Línea

  • Foto del escritor: YMA Yoga Master
    YMA Yoga Master
  • 7 jul 2022
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 16 mar 2023



Esos tiempos maravillosos cuando acompañaba a mi padre a la cosecha de maíz, tengo en fresca memoria una ocasión qué vivíamos por la zona de Pochutla Oaxaca, después de que él cosechó su siembra de maíz, me dijo, puedes hacer una repizca, (yo tendría unos 7 años de edad), y todo lo que encuentres es para ti, lo puedes vender, me alegré mucho y me tomé varios días haciendo la repizca del maíz, junte varios kilos y los vendí, teniendo así cómo decían en ese rancho, mis propios centavos, qué gran felicidad, fueron todos esos tiempos, hasta que llegue a la ciudad, y al poco tiempo conocí una maravillosa escuela de yoga y artes marciales, fue ahí donde conocí a un personaje misterioso, lleno de sabiduría y decidí adoptarlo como mi Maestro.

Mi vida cambió totalmente, cuántos amigos, cuántas vivencias, tantísima gente con la que tuve la enorme oportunidad de convivir, sonreír y vivir en la sinceridad de cada momento, jamás viví en la mentira, pues si acaso algo no le gustaba a alguien de mi forma de ser, pues esta era mi autenticidad plena, jamás fingí ser de una manera para agradarle a alguien, simplemente viví en la autenticidad. Y eso en este momento reflexivo me hace feliz, recuerdo una ocasión que una persona me dijo, tu personalidad me irrita, me molesta porque siempre andas sonriendo, cómo si la vida siempre te fuera plena y feliz, en ese momento me sentí mal y me puse serio y quizás triste, pero después continúe nuevamente en la plenitud que me embargaba, ahora agradezco haber continuado a pesar de ese comentario, pues nunca me preocupe de esa irritación que mi felicidad o autenticidad le provocaba, mis momentos tristes y llorosos jamás los oculte a nadie, mi dolor fue abierto como herida que se expande, ahora en mis momentos reflexivos, cuando mi trabajo es en línea y en casa, vivo a plenitud eso qué tengo, porque cada momento, cada tristeza, cada momento auténtico fue pleno y feliz, nunca fingí, nunca mentí, ni mi tristeza, ni mi felicidad y tampoco la escondí, agradezco a la vida que me haya regalado eso, pues ahora que vivo otra etapa y con mayor conciencia, en la sinceridad de la autenticidad. Dios es testigo de mi corazón, qué se llena de plenitud al cumplir mi misión, compartiendo CLASES, ahora en línea con muchísima gente de diferentes ciudades, gracias, gracias a la vida y a la gente que lleno mi camino y seguimos en el …

Del libro el MAESTRO.

Por Fernando Pacheco.


 
 
 

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